Lo expresa muy bien un viejo dicho popular: no es lo mismo soplar que hacer botellas. Soplar lo hace cualquiera; todo el mundo puede soplar y la mayoría se queda tan tranquilo; no hay que hacer ningún esfuerzo físico, extraordinario quiero decir, para soplar; incluso añadiría, sin tener que equivocarme, que soplar de vez en cuando es bueno y terapéutico. Hacer botellas es otra cosa: es asunto de artistas. El soplo del artista hace botellas, mientras que el soplo del común no provoca más que un soplido.
Digo esto porque una vez más se confunden, y con sospechosa facilidad, la opinión el criterio. La opinión, autorizada o no, es derecho de todo el mundo; el criterio (en este caso, hacer botellas) es cosa de gente que tiene una opinión formada o muy formada de cuanto está diciendo. Una vez, en mis viejos tiempos de contertulio (o tertuliano, como ustedes quieran) en las emisoras españolas tuve que enfrentarme con un periodista profesional. Hablábamos de Cuba. De la política cubana. De la Historia contemporánea, y no tan cercana de Cuba. El hombre hablaba y hablaba. Decía tontería tras tontería, estereotipo tras estereotipo, tópico tras tópico. Al final, hinchando el pecho, dijo que esa era su opinión, que quedara bien claro. Él creía que esa opinión estaba autorizada a decir cualquier cosa de Cuba porque él era periodista y se suponía que esa profesión da una pátina de conocimientos que son suficientes para hacer un strip-tease cerebral y quedar bien ante la gente que lo escucha desde sus casas y a la vista de los directivos de la radio. Le respondía haciendo botellas sólo con una frase: yo sobre Cuba, le dije, no tengo opinión tengo criterios. Y el tipo creyó que eran la misma cosa criterios y opiniones.
La gente, lo que resulta una desgracia cultural, cree que una opinión es un criterio, y que todos los periodistas que opinan por escrito, en la radio y en la televisión, por el mero hecho de ser periodistas tienen una opinión impresionante y profunda de lo que hablan. Nada más lejos de la realidad. Para hablar con propiedad hay que tener propiedad y habla, y hay periodistas que no parece que hayan estudiado: hablan soplando y ni en sueños hacen una botella al hablar.
En mis viejos tiempos, cuando me batía el cobre en la radio, la prensa y la televisión, procuraba establecer mis criterios desde un principio esencial: me preparaba, si no lo conocía, el asunto del que tendría que hablar dentro de unas horas. Y, además, con toda sinceridad. le confesaba a la audiencia que sobre esa materia no estaba, tal vez, lo suficientemente preparado.
Quiero decir que un periodista, en su trabajo, debe ser un artista. Un artista en la composición de sus escritos o de su discurso hablado. Un artista en cómo va a escribir o a hablar sobre un asunto preciso. Tiene, además, que mantener sus criterios, si lo son, una vez dichos o escritos, o saber rectificar inmediatamente si se ha equivocado. Normalmente, el periodista mediocre suele hacerse el sueco y no bajarse del burro al cometer un error. Mala cosa. Mediocre asunto de mediocres. En tenidas, reuniones, tertulias o almuerzos largos he escuchado a periodistas de gran renombre hablar sobre asuntos de los que, se les nota, no tienen ni la más remota idea. Ni siquiera admiten un matiz en sus afirmaciones. Saben de todo y de todo hablan y escriben. Resultado: colaboran no a la educación y cultura de sus oyentes y lectores sino a la mediocridad espantosa y terrible que se ha apoderado de la sociedad. Una sociedad sin espíritu crítico, adormecida por la urgencia cotidiana y la fiesta continua; una sociedad que no se preocupa de sí misma, y que sólo se queja porque las élites se aprovechan de ella. Una sociedad que se expresa en la mediocridad, se vista y viva de manera mediocre. Una sociedad que confunda soplar con hacer botellas. Una sociedad vergonzosa. ¿Debe colaborador el periodismo escrito, la televisión y la radio a esa mediocridad? ¿O debe, por el contrario, criticar con fuerza y talento, con argumentos sólidos la falta de combatividad, la mediocridad y la insolvencia de nuestra sociedad?
Albert Camus estaría hoy conmigo y con todos los que criticamos este estado de cosas, que parece definitivo y muy triste sería que lo fuera. Camus, Zola y tantos otros clásicos de la literatura crítica y de combate se avergonzarían de pertenecer a una sociedad de soplones que no saben que los artistas hacen botellas con soplos que se parecen a los del común, pero son todo lo contrario. Por eso mismo, insistir en que soplar y hacer botellas son dos cosas tan distintas como contrarias es criticar, con criterios, y no sólo con opiniones, a quienes nos decimos notarios de una realidad que vivimos vergonzosamente: una sociedad mediocre con la que muchas veces colaboramos vergonzosamente, soplando, soplando, soplando. Y sin hacer ninguna botella a la que agarrarnos artísticamente en estos tiempos tan tibios y mediocres.
-
Cursó sus estudios primarios y secundarios con los jesuitas, en su ciudad natal y se licenció en Filología Clásica en la Universidad Complutense de Madrid en 1968. Entre 1974 y 1978 viaja y cambia repetidamente de residencia y desde 1978 se asienta en Madrid. Ejerce múltiples y variadas actividades, literarias y periodísticas, como colaborador en medios de prensa y televisión españoles. Entre 1974 y 1978 publica sus primeras novelas "El camaleón sobre la alfombra" - Premio Benito Pérez Galdos 1975, "Estado de coma" y "Calima" donde se descubre su primer universo literario. Luego con "Las naves quemadas" y "El árbol del bien y del mal" creó el imaginario de Salbago. En 1998 obtuvo el Premio González-Ruano de Periodismo y, desde ese mismo año, está en posesión de la Orden de Miranda. En la actualidad es director de la Cátedra Vargas Llosa.
-
Artículos recientes
Archivo
- diciembre 2015 (3)
- noviembre 2015 (5)
- octubre 2015 (3)
- septiembre 2015 (3)
- agosto 2015 (5)
- julio 2015 (5)
- junio 2015 (3)
- mayo 2015 (5)
- abril 2015 (5)
- marzo 2015 (4)
- febrero 2015 (4)
- enero 2015 (3)
- diciembre 2014 (5)
- noviembre 2014 (4)
- octubre 2014 (4)
- septiembre 2014 (10)
- agosto 2014 (4)
- julio 2014 (6)
- junio 2014 (8)
- mayo 2014 (5)
- abril 2014 (8)
- marzo 2014 (8)
- febrero 2014 (8)
- enero 2014 (9)
- diciembre 2013 (10)
- noviembre 2013 (13)
- octubre 2013 (10)
- septiembre 2013 (14)
- agosto 2013 (13)
- julio 2013 (9)
- junio 2013 (12)
- mayo 2013 (12)
- abril 2013 (14)
- marzo 2013 (9)
- diciembre 2012 (4)
- noviembre 2012 (17)
- octubre 2012 (23)
- septiembre 2012 (22)
- agosto 2012 (23)
- julio 2012 (13)
- junio 2012 (8)
- mayo 2012 (16)
- abril 2012 (18)
- marzo 2012 (14)
- febrero 2012 (12)
- enero 2012 (14)
- diciembre 2011 (18)
- noviembre 2011 (15)
- octubre 2011 (13)